Para mi proyecto he decidido centrarme
en los deseos de la infancia. En concreto aquellos relacionados con
lo que no podemos ver o tocar, pero que en aquella época de nuestra
vida estábamos convencidos de su existencia.
Todos nosotros hemos creído alguna vez
en Papá Noel, los Reyes, el Ratoncito Pérez (como mínimo) además
de magos hadas, elfos, gnomos... (estos ya dependiendo de cada niño).
Los adultos a nuestro alrededor no los negaban, incluso nos hablaban
de ellos. Todo ello hacía del mundo un lugar más interesante.
En un principio pensé en centrarme en
esa sensación, la de estar convencidos de que lo mágico existe. De
que hay algo más que es especial, y desear verlo. Pero he decidido
dejar esa faceta un poco apartada, ya que se trata de un deseo
difícil de trabajar, puesto que realmente aquello que queremos no
existe.
En su lugar, he seguido con el mismo tema, pero desde otra perspectiva. En lugar de centrarme en el deseo de ver algo en lo que creemos, he pensado en representar el momento en que descubres que no es así.
El resultado fue el siguiente:
Las tres ilustraciones miden 30cm x 30 cm, realizadas con pastel y lápices de colores sobre papel canson.
Además vienen acompañadas por un texto:
¿Qué niño pequeño no se
emociona con la navidad? Vacaciones, comidas abundantes, ¡¡regalos!!
¿Y quien trae todos esos
obsequios? Pues Carlos lo tenía clarísimo, ¡son los Reyes Magos!
Seres impresionantes capaces de recorrer tooodo el mundo repartiendo
presentes a todos los niños.
Aquella noche debían
venir...
Carlos escuchó un ruido
proveniente del salón ¿serían ellos?La emoción recorrió todo su
cuerpo. Cogió a su amigo Ted, y fueron en busca de los Reyes.
Atravesaron el pasillo hasta
y se asomaron a la sala....
¡¿Cómo explicar su
asombro al descubrir que su padre era uno de los Reyes Magos?! ¡Que
emoción!
Pobre Carlos, y que mal se
sintió años después al descubrir el engaño...
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